Animal urbano III

Fuente: Andrés García La Rota

Me reuní con mi gente y planeamos un escaneo de toda la ciudad, en busca de movimientos ofídicos; instalamos dispositivos de registro continuo y hackeamos los sistemas de vigilancia privados y gubernamentales. Un miembro de los rayados nos prestó sus aves decodificadoras, para registro de acciones en talleres y laboratorios aislados. Programamos y soltamos a las aves a las doce de la noche; sus siluetas plateadas arañaron el vaho luminoso de la ciudad. Todo lo que veían y escuchaban aparecía como ruido claroscuro en los monitores y amplificadores que el rayado instaló en la sala de conciertos de mi estudio. De vez en cuando, los velos audiovisuales eran interrumpidos por aullidos y figuras geométricas de corta duración que él sabía transformar en palabras y frases: conversaciones entre ladrones, insultos, voces de auxilio… pero nada relacionado con las serpientes. Acordamos reunirnos una semana después, y yo me dediqué a realizar un par de proyecciones que tenía planeadas desde hacía días.

Fuente: Andrés García La Rota

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